Un anciano que residía en una cama antigua pero extensa sacaba las bolsas con residuos de su casa, había cocinado un pequeño asado de pescado en una asadera pequeña como un pupitre, las latas de cerveza eran colocadas justo con el resto de la basura por el fin de la tarde. Ese día vio por una ventana como unos recicladores abría una de esas bolsas, sacaba las latas del plástico, atándolas adecuadamente después, el señor no obstante sintió cierta pena, el recolector tenia aspecto débil como si fuera su única fuente de ingreso cual realizaba mucho esfuerzo.
Ya sería la próxima semana que realizaría otra vez un asado, menor que la anterior vez debido a que faltaba carnes sin comprar. El domingo que tocaba sacar los residuos, el recolector paso como usual su camino, pero esta vez vio que una vacia azul, que estaba rota las latas de cerveza estaban ordenadas, el señor quedo aliviado, al menos alguien se dio cuenta de que su incomodo trabajo y le hizo un favor.
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