domingo, 22 de agosto de 2021
sábado, 14 de agosto de 2021
El Origen de Pedro Juan Caballero
Este exto es para futuro video, espero: Para empezar, cuando uno piensa en el origen de una ciudad, se acostumbra pensar en fundadores, como el caso mismo de Asunción y otros de pueblos legendarios como los vikingos y los romanos, lo cierto es que la gran mayoría surgen del natural movimiento ocupacional de los seres humanos, aunque buena parte de las ciudades importantes de Latinoamérica si tuvieron fundadores durante la colonización.
En Paraguay, precisamente el departamento de Amambay donde se ubica mi ciudad por mucho tiempo fue considerado apenas una extensión de otro departamento, el de Concepción llamándolo coloquialmente de Yerbales porque esa región se dedicaba básicamente a este cultivo, siendo oficialmente fundada en 1945 como el décimo tercer departamento.
Pero la ciudad es más antigua, como es frecuente en las capitales de varios estados, fundando en el 17 de junio de 1899 llevando el nombre de un importa próceres de la independencia del país, el comandante de las tropas que sacaron al gobernador de la entonces provincia del Paraguay, aunque no era cercano a esta región del país. Pero eran tiempos en que las ciudades debían llevar nombre de héroes nacionales, como esta otra, Capitán Bado,
La razón de su fundación se debía para mantener un mínimo de control en estas zonas yerbateras, que según el escritor Rafael Barret, era un lugar muy hostil, la gran mayoría de los trabajadores eran descendientes indígenas obligados a trabajar por 12 horas al día, su alimentación consistía de restos de carnes e dormían en camas de pajas, supones eran gente que solo venían para hacer dinero e irse, aunque la violencia de los dueños de terrenos llevo a varias homicidios de estos trabajadores.
Por cual el Presidente de la época, Don Emilio Sacava, exigió la creación de la primera comisaria de la región que en esos días se se llamó de Punta Pora, o traducida del guaraní, Punta Bonita, debido a la localización de estar en la cordillera que posteriormente se llamaría de Amambay, es importante destacar el lazo histórico con la ciudad brasileña de Ponta Pora, si nombres similares ya que una vez fueron el mismo territorio antes de su división por la guerra.
Aunque no se podría nombrar con nombre y apellido los primeros habitantes de la región, este libro contempla una larga lista de los primeros propietarios de casas de la región, en la época construida de ladrillos y chapas de zinc, de gente buscando un territorio fácil de obtener.
Con la comisaria y cierta seguridad jurídica, aumentaron los emprendimientos, primeramente, con más cultivos agrícolas, pero también madereras brasileñas, cuya presencia exigió el alargamiento de las primeras rutas de la ciudad, junto con las primeras infraestructuras eléctricas Hay que saber que los primeros 50 años de su fundación era una región solitaria sin muchos de medios de entreteniendo, las radios que se podría escuchar eran de la capital, ya la primera estación de la ciudad fue radio llamada Mburucuya en 1975 el nombre en guaraní de la guayaba, cual sigue activa hasta hoy aunque la supremacía local es de la Radio Imperio.
Para mi sorpresa, creí por mucho tiempo que la ciudad recibía casi únicamente a inmigrantes brasileños, sin embargo, esta colección aclara que desde los años 50 recibía inmigrantes asiáticos, rusos y estadounidenses debido a la accesibilidad de los terrenos en aquella época, incluso fundando iglesias exquisitas como iglesias coreanas, ya no en funciones ya que la propia ciudad tuvo muchos cambios.
Una infraestructura importante es la laguna punta pora, que hasta al comienzo de los 80 era una formación natural hasta recibir la infraestructura para hacerla un lugar turístico. Otra sorpresa mía fue la cierta abundancia de artistas como músicas, literarios incluso arqueólogos en la región, dejando incluso poemas por la ciudad. No parecería tener tanta historia, siendo ignorada por la rutina pujante de la frontera, con frecuencia muy precaria, pero guardaba esta parte de su historia que descubrí e quise compartirlos con ustedes